15 de noviembre de 2012

Si se sintiese la calma y fría soledad no tendría por qué plantearlo. Se abrió la puerta al infinito. Ese infinito agudo que no está bien definido pero tampoco me interesa atravesarlo bruscamente. De a poco se irá resquebrajando las capas de esta grieta, ese infinito agudo del cual hablaba. Esa aguda grieta se engrosará y me sorprenderá en el mismo acto en el cual se resquebraja. Increíblemente se me iluminará la vista y no será tanta la ausencia de luz que acostumbro a observar ahora. Habrá más claridad, todo será más transparente que la actual opacidad. En ese entonces ya será visible el camino de la profunda grieta. Me hundiré en los más intensos océanos del placer. Un placer que hará sentir mi estómago vacío con ganas de más y más hambre. Deseando quedarme con hambre siempre, toda la eternidad. Intentar completar ese infinito con puro amor. Saber que el infinito nunca se completa me da paz, esperanza de saber que nunca se terminará.  

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