6 de febrero de 2013


Un delicado hilo de frío atraviesa el estómago y queda suspendido en el pecho en cuanto los ojos leen dos sustantivos. La mente lucha contra su cuerpo para no avanzar pero los ojos están hambrientos de más y más información. Esta vez ya no es un hilo, sino que es una estaca de hielo el que atraviesa. Tanto es el dolor que los ojos comienzan a derramar gotas de libertad. 
La libertad sale de los ojos para transformarse en poder y alegría. El dolor de a poco se va desvaneciendo a medida que la mente entra en razón de lo que está ocurriendo. Pero aún los ojos siguen derramando lágrimas pero esta vez de valentía. 

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