27 de agosto de 2012

Es fea la sensación de que las cosas las dejen a cargo tuyo cuando se sabe que uno es inexperto. Cuando sabemos que nos cuesta. Que nos dejen las cosas a nuestras manos nos da terror. Pensamos que es muy probable que fracasemos, que el otro se decepcione de nosotros. Estoy preocupada pero tranquila, quieta. No debo estar quieta, no debo dejar que el tiempo transcurra. Lo echaré todo a perder. Teniendo dos caminos, uno fácil y otro difícil. Yo sé que algún día tendré que aprender a guiarme por el difícil. Un poco me eché atrás pero no tengo que ser así. No tengo que ser miedosa, ni cobarde. De todos modos yo me esfuerzo muchísimo. Esta condición de haberme dejado todo a mi manera se torna un poco difícil y estresante. Pero es muy claro que me esfuerzo demasiado, realmente me importa todo esto. El problema es que el otro lado no se conforma con lo poco (mucho para mi gusto) que doy por el bien de nuestra comunicación. Es algo tan tonto pero a la vez difícil para mi, obviamente. Con el tiempo voy a estar perdiendo de a poco todo si no doy lo imposible.
Cómo odio la comunicación. Sería todo más fácil si todo se diera con encuentros personales, pero tener que hablar por medios como los chats, las redes sociales o los mensajes de texto me rompe mucho las pelotas. Bienvenido fue y es la tecnología en mi vida pero me gustaría ya cerrarle la puerta en la cara. Me estoy cansando de esto.
Sinceramente muchas ganas de escribir no tengo, pero esto me está rayando la cabeza y debía plasmarlo acá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario