2 de noviembre de 2009





Unos días depresivos, otros normales, otros felices olvidando lo que hace mal. Hace bien ignorar lo malo. ¿Pero como lograrlo? A veces es muy simple, otras no, depende. Es simple para aquellos que aunque algo muy importante no lo deja en paz, tiene otras cosas mucho mas importantes que lo superan y superan el interés. Otros no lo logran, porque quizá no tiene algo que supere eso, o simplemente no depende de nada para lograrlo. En mi caso, si dependo. Soy muy dependiente de lo que me gusta, de lo que me hace bien. Sin eso es mucho mas complicado. Las cosas se deben solucionar solas, a solas. Pero cuando las debes solucionar, se necesita un empujón a salir al aire. Se necesita algo o alguien que te intensive. Yo tengo dos cosas que son seres humanos que tienen ese deber y lo cumplen muy bien sin darse cuenta. Yo quiero hacerles dar cuenta el puesto que ganan día a día. Son personas simples y comunes que pueden mas que un meteorito. Ellos son dos personitas, mis dos duendecitos de sexos opuestos. Una se llama Paula, mi amiga. El otro Federico, mi novio. Solo con regalarme horas, me ayudan a ser mas fuerte. Y a ellos si puedo asegurar que les debería lo imposible por algo tan simple. Es algo muy raro, otro dirán que es incoherente. Pero es así. Y lo veo justo. Es por eso que me enseñan cada día a sentir la famosa palabra amor, que es facil nombrarla pero dificil sentirla. Y a los otros que hacen lo contrario, que me generan preocupaciones, depresiones, y que no me dan las horas que creo merecerlas ( y no por no tenerlas, sino por no quererlas ), ni siquiera les siento odio, simplemente porque ya no siento nada por ellos.

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